Hay existencias que se nos antojan cortas,
La tuya fue una de
esas,
veloces y brillantes,
como estrellas fugaces.
No tuvimos tiempo de
conocerte lo suficiente,
no quisiste o no
pudiste concedernos ese tiempo,
pero a pesar de que
hoy,
el viento helado de tu
ausencia nos envuelve,
hay algo que no pudiste
llevarte contigo,
la suave caricia que
nos dejó el haberte tratado y conocido.
Hay existencias que
comienzan el vuelo
Con las alas
emplomadas, como un pájaro herido.
La tuya fue una de
esas,
Tu vuelo fue corto en
el tiempo
Pero valiente y grácil
en las formas.
Era duro andar el
camino arrastrando cadenas,
Eslabones de
insondables oscuridades,
Muros y tapias que se
te antojaban infranqueables.
Pero aun así, anduviste
el camino, con la mejor cara.
Por fin has emprendido un vuelo libre,
Un vuelo sin plomo en
las alas,
Lo hiciste a
hurtadillas, en la noche;
Con la sencillez de los
valientes.
No fue cobardía, ni
huida,
tan solo un paso firme
hacia un destino
que hacía tiempo, se
dibujaba en el horizonte.
Seguro que allá, donde
te llevan ahora tus alas,
Encontrarás la paz que
esta vida te negó.
En memoria de Daniel
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