Nadie se hará una flauta con mi tibia,
Ni un macetero con mi calavera.
Nadie plantará flores en mi tumba
Porque no habrá tumba donde plantar nada.
No servirán mis vértebras para cuentas de collar
Ni los huesecillos de mis manos serán tabas
Para juegos de cantar.
Nadie usará mis costillas para guiar enredaderas
Ni mi fémur como maza de picar.
No dejaré que mis cuencas vacías alberguen margaritas
Y que mis caderas sirvan de mecedora a una gata vieja.
No encontraréis mis huesos por mucho que los busquéis
Los esparciré al viento y los regalaré a la mar,
Polvo y ceniza en el aire, libres de forma y esfuerzos,
Nada ya tendrán que soportar, ni cargas que llevar.
No dejaré a mis huesos como pista de mi paso,
No los encontrarán mis enemigos ni los enterrarán mis
amigos,
Me habré ido, y ellos, se vendrán conmigo.
Pozo del Esparto 2014
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