Se murió el amor
por la mañana,
y se murió también
por la tarde,
y por la noche estaba,
muerto sobre la cama.
Las ventanas abiertas
y vacía la casa,
solo sombras sigilosas
en estancias mudas,
pasos perdidos
hacia ninguna parte,
y un muro invisible
tapiando las salidas.
Miradas que se cruzan,
y el vacío,
y la tristeza,
olor a desamor
y a melancolía;
Y ese zarpazo
en el pecho
que deja el amor,
cuando ya se ha ido.
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